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Sebastián Daniel Castiñeira
Es profesor y doctor en Filosofía por la Universidad del Salvador (Argentina) y Experto Universitario en Creatividad y Valores por la Universidad Francisco de Vitoria (España). Es Investigador y Profesor en universidades públicas y privadas. Profesor adjunto de la cátedra Filosofía y Oratoria de la facultad de Artes y Diseño en la UNaM, donde participa también de las cátedras de Epistemología y de Filosofía del Arte y la Literatura en América. Docente de la Universidad Nacional de Tres de Febrero y responsable del Proyecto Pensar en Movimiento, perteneciente al Programa Pensamiento Americano. Dicta clases en la Facultad de Filosofía de la Universidad del Salvador (Área San Miguel), en base a sus investigaciones doctorales.
Presentación de Bartomeu Meliá
Volver al don sin mercado
La conmemoración de los 30 años del asesinato, el 6 de abril, del hermano jesuita Vicente Cañas, me fue ocasión de encontrarme con antiguos conocidos y amigos de varios pueblos indígenas que me admitieron como amigo y me había adoptado como miembro de sus familias. En el río Juruena del Estado de Mato Grosso habían sido contactados los Kayabí y los Rikbaktsa, en la década de 1950, los Mỹkỹ en 1972 y los Enawené Nawé en 1974.
Con estos últimos había convivido por largos periodos desde 1978 hasta 1980, participando en su vida ordinaria y en sus largos rituales de 12 y hasta 16 horas diarias en ciclos que duraban unos dos meses. Me atreví a llamarlos “los benedictinos de la selva”, con un criterio etnocéntrico que hoy no se aceptaría. El hermano Cañas estaba amenazado de muerte desde hacía meses por luchar junto con los Enawené Nawé, en defensa de sus derechos territoriales y el territorio, codiciados por un latifundista.
De Paraguay traía mi experiencia de vida con los Guaraní Mbyá, Pãi-Tavyterã y Avá Guaraní (1969-1976) en condiciones semejantes. Con los Aché (-Guayaquí) la convivencia había sido de otro tipo. Había tenido encuentros esporádicos, pero más dramáticos y angustiosos; eran tiempos de genocidio. Desde la Conferencia Episcopal Paraguaya asumimos con el obispo responsable del sector, Mons. Alejo Obelar, la denuncia a nivel internacional del caso. Recuerdo los días que estuve con los últimos Aché, que se entregaron saliendo del monte, sintiéndose ya muertos. En el campamento al que los redujeron, cantaban cada noche lastimeras endechas referidas a su perdida libertad; cantaban su propia muerte.
Esta sucinta y brevísima crónica de mi experiencia con algunos pueblos indígenas me lleva a preguntarme cómo opera el colonialismo moderno practicado bajo diversas formas en la segunda mitad del siglo XX y en este siglo XXI, y si hay un denominador común y decisivo que sería aplicable a todos los colonialismos. Colonialismo es integración de un pueblo en otro, es la pretensión de hacer hablar una sola lengua ‘nacional’, inducir un nuevo lenguaje, someterlos a otro sistema de imaginación y un modo de ser extraño, imponer otra religión y otra práctica educativa, de hacer pensar de otro modo; con la excusa de vestirlos, los disfrazamos para que ni siquiera su piel sea reconocible. Colonialismo es apoderarse del ilegítimo derecho por el cual una nación procura su riqueza y al mismo tiempo que las miserias ajenas, como había percibido claramente un Guaraní del siglo XVII.
Pero hay algo más. Las naciones indígenas que he conocido tienen en común, a pesar de sus diferencias lingüísticas y culturales, su cosmovisión y su educación identitarias, que son sociedades sin mercado, en las cuales toda comunicación de bienes y de palabras pasa por el don y la reciprocidad, aunque esa sea a veces negativa, como lo es la venganza.
Proyectarse de nuevo en un sociedad sin mercado, es posiblemente la gran imaginación que será futuro, un futuro que ya está en la memoria y en su fundamento. La sola venganza y el precio de las cosas y de la vida de los hombres es una civilización de barbarie, con la que hay que acabar.
La cosmovisión de las naciones indígenas puede constituir una propuesta alternativa y superadora para comprender las relaciones posibles entre el don y la reciprocidad.