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coronavirus

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“El coronavirus no merece que el planeta esté en un estado de parate total”


"A los médicos no los pueden largar improvisadamente frente a una persona que no puede respirar"

"Todas las infecciones virales pueden ser mortales. La diferencia es que con esta se armó pánico y con las otras no. El año pasado murió mucha gente de gripe y nadie cerró el planeta. Entonces, ¿qué pasa ahora?"

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La gente y los microbios.

Seres invisibles con los que convivimos y nos enferman

Pablo Goldschmidt

ISBN: 978-987-4434-35-7

Páginas: 314

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Pablo Goldschmidt

Se graduó de Farmacéutico, Licenciado en Análisis Clínicos y Bioquímico en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad Nacional de Buenos Aires.  En forma paralela cursó estudios en la Facultad de Filosofía y Letras (Carrera de Psicología) de la Universidad Nacional de Buenos Aires, donde obtuvo el grado de Psicólogo con orientación Clínica. Se diplomó en la Facultad de Medicina del Centro Hospitalario de la Pitié-Salpetrière de París en Biología Humana, especializándose en Farmacocinética, Farmacología Clínica, Neuro-psicofarmacología y Farmacología de antimicrobianos. 
En la Université Pierre et Marie Curie París VI se doctoró en Farmacología Molecular. Concluyó la formación teórico-práctica de los Institutos Curie y Pasteur de Paris, obteniendo la certificación de Virología Fundamental y de Biología Molecular. Fue concurrente de los Servicios de Microscopia Electrónica, Virología Médica, Diagnóstico Chlamydial-Rickettsial y Radioinmunoensayos del Instituto Pasteur de París.  En Hospitales Públicos y Centros Hospitalarios-Universitarios desarrolló desde 1981 técnicas de diagnóstico y estrategias terapéuticas innovadoras.  Profesor Invitado de la UNAM (México), IOTA (Bamako, Mali), Hôpital Donka (Guinea Conakry), Centro de Formación de Oftalmólogos sin Fronteras (Kolofata y Maroua, Camerún), Al-Shifa Hospital (Universidad de Islamabad, Pakistán), Universidad Javeriana (Colombia), Universidad de Ginebra (Suiza), Universidades de Angers, Estrasburgo y Paris VI (Francia), Universidad de Viena (Austria), Hospital La Paz y Universidad de Madrid, IOBA y Universidad de Valladolid, España), Universidad de  Düsseldorf (Alemania), Tongren University Hospital (Pekin), He-Institute (Shenyang, China), Seoul University Hospital (Corea), Universidades de Lisboa, Coímbra y Oporto (Portugal), Universidad Tor-Vergatta y Hospital Santo Spirito (Roma, Italia), entre otras instituciones académicas.
Es Miembro activo de las Comisiones de Controles Microbiológicos de Productos de Terapia Celular y del Grupo de Trabajo Interdisciplinario de Antibioprofilaxis de la Agencia Francesa de Seguridad Sanitaria, es Perito invitado a los Grupos de Trabajo para Prevenir la Ceguera Evitable de la Organización Mundial de la Salud (Ginebra, Suiza). En el CHNO des Quinze-Vingts, Ministerio de Salud Pública de Francia, Goldschmidt obtuvo por concurso un cargo que ejerció a tiempo parcial, ofreciendo el resto de su tiempo a organizaciones no gubernamentales como voluntario ad honorem para la formación de Médicos, Enfermeros y Agentes Sanitarios que luchan contra las infecciones que afectan a poblaciones que viven en condiciones de miseria material extrema. 
En Guinea-Bissau organizó el centro solidario de atención clinco quirúrgica de Granja, Bissau.

Algunos fragmentos de la obra

Duhalde

–El riesgo país ya está por encima de 2000 puntos básicos. Argentina, un país menos creíble que Nigeria. Horrible –me había dicho Alberto cuando lo fui a ver con un borrador de la presentación del Plan Familia.

–Entre la oposición que tenemos y nuestras propias huestes –repliqué– no es de extrañar. Encima son todos rumores y nadie sale a aclarar nada. No sé qué estamos esperando. Se dice que detrás del pedido de que el Presidente dé un paso al costado, está Duhalde. ¿Es así? Alberto no respondió. No me desanimé y proseguí.

–¿Para qué Duhalde querría hacerse cargo del país en esta coyuntura? Es como tomar por asalto al Titanic. Nadie en su sano juicio lo haría.

–La lógica de la política es otra.

–Primero el poder, después se verá. ¿Esa es la lógica?

 

Limones

–Nena, fue un fracaso –me susurró y pegó una pitada a su cigarrillo. Sin ambigüedades, un total y completo fracaso.

–¿Negri?

–No, peor. Teníamos apenas media hora para sensibilizar a Bush, una media hora para lograr el salvataje, y De La Rúa se iba por las ramas hasta que fue el propio Presidente de los Estados Unidos quien le preguntó si no tenía algún otro asunto relevante para plantearle. Y nuestro excelentísimo Presidente le respondió que en efecto lo había. Todos suspiramos aliviados. Fue entonces que casi nos desmayamos cuando en lugar de hablarle de la deuda, del Fondo, De la Rúa le habló de los limones.

–¿De qué? ¿De los limones? Me estás  jodiendo…

–No, no es broma –continuó Rigo–. A nuestro señor Presidente le pareció más relevante pelear por nuestra exportación de limones y se explayó sobre el tema de las barreras arancelarias. Era la oportunidad que teníamos y la rifó. Hay que aceptar que el limón es bueno, ayuda a controlar el apetito.

–No entiendo. ¿Es idiota?

–Era el mejor alumno de su promoción, un abogado brillante. Una persona culta, amena. Por momentos, te juro, pienso que está dopado. No tengo otra  explicación.

–El Fondo nos bajará el pulgar –dije abrumada.

 

Como rata por tirante

–¿Qué un frente tiene posibilidades de ganar? Claro que las tiene –dije– pero al poco tiempo, por esta inmediatez que domina a nuestros votantes, se sentirán defraudados porque han construido expectativas sin sustento, pretendiendo resultados sin los costos asociados, y pensarán como sacarnos de encima. Dos veces ya salimos como rata por tirante. Teníamos equipos técnicos de calidad, buena gente al frente, y hasta un líder carismático la primera vuelta. ¿Por qué esta no sería la tercera? Nuestro país repite experiencias que parecen calcadas unas de otras. En cada ocasión estamos convencidos de que esa tiene una particularidad que la hace única, olvidándonos del prototipo. Una compulsión a la repetición. Creemos que es un cambio de ciclo y, lo dramático, es que ni siquiera es un círculo vicioso sino un espiral descendente.

–¿No te parece una visión demasiado pesimista? –reaccionó Alberto elevando la voz–. Cuesta abajo en la rodada, con la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser. No sabía que eras tanguera Prusiana.

 

¿Los pueblos son lo que son?

–A ver si te entiendo –dijo Alberto finalmente, con su plato ya vacío mientras mi bavette estaba sólo a mitad comer–. El país no progresa porque la sociedad argentina es cortoplacista, con tendencia a comprar salidas mágicas, no asumir sus responsabilidades y depresiva o maníaca, según el momento del ciclo. Si la lográramos llevar al diván del psiquiatra resolveríamos el problema del país. Debemos remontarnos hasta la génesis, o por lo menos hasta la conformación de nuestra burguesía nacional. ¿No es un poco maniqueísta tu explicación? Estás en el mismo callejón sin salida que los que aguardan que la sociedad se convenza de la necesidad de un nuevo orden moral, con tolerancia cero para la corrupción, dónde la división de poderes sea efectiva, las instituciones salgan fortalecidas, y la inequidad disminuya. Los pueblos son lo que son.

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